“Para las madres cubanas que se atreven a desafiar al régimen, la vida es muy difícil. Los hijos crecen y no nos damos cuenta de ello, puesto que tenemos que dejarlos en nuestras casas, donde en muchas ocasiones hay una unidad de policía. Y no sabes si quizás hasta tu hijo está adentro de la casa, sin un bocado de comida, esperando a ver si el vecino se lo da. Porque en muchas ocasiones nos sacaban de la casa y nuestros hijos se quedaban desamparados. Lo mismo le pasó muchas veces a mi niño, Daniel Rodríguez Pérez, que yo salía a buscar comida y después le avisaba un amigo y le decía: ‘yo vi como a tu mamá se la llevaban en una patrulla’. Y mi esposo estaba preso también. Lo que quiere decir que mi hijo tuvo que aprender a cocinar desde sus nueve años, porque de lo contrario se quedaba sin alimentarse. La vecina le daba un poco de arroz con huevo para que pudiera alimentarse, porque en muchas ocasiones, yo salía a buscar comida, pero no regresaba hasta el otro día, o quizás en 72 horas, o quizás en 92 horas. Esa es la vida de la madre cubana que se atreve a desafiar al régimen.”
“En Cuba se vive desgraciadamente de la doble moral. El que trabaja en turismo, cuando hay un acto político, no dejan de ir, porque les quitan la divisa. El que trabaja en una fábrica, le pasa lo mismo. La libertad de Cuba viene de nosotros, los cubanos. Puede que haya en la calle doscientos tres mil, no se qué cubanos, pero hasta que no nos unamos y digamos ‘basta ya’, seas del turismo, seas de lo que sea, a Cuba no le va a llegar la libertad. La libertad tiene que venir de parte de nosotros, los cubanos. No esperar que ningún gobierno extranjero nos vaya a liberar nuestra parte. Y si todos los cubanos no se ponen, un grupito no lo va a lograr, porque es un régimen que está desgraciadamente bastante fortalecido y de hecho mira los años que lleva en el poder.”
“Ya es tan normal para el opositor que salgas a la calle a proveerte de alimento, y que te digan: ‘estás arrestado’. Y que preguntes: ‘y por qué estoy arrestado’ y no te den respuesta. Aquí mandamos nosotros, nosotros somos los únicos que hacemos y no pasa nada. Ya es normal. Es normal que te estés bañando y que cuando veas, tengas tres cuatro personas delante de ti, en tu propia casa. Ellos no te enseñan una orden de registro, ellos no te enseñan una orden de arresto… Ellos simplemente te violentan. Se te meten dentro de la casa, te rompen lo que tengan que romperte y te sacan en las condiciones que estás. Eso lo he pasado yo. Pero no sólo yo, sino miles de activistas, miles de opositores.”
“Sabe… Muchas personas me han dicho ‘yo tengo que irme’, y no es porque se sientan menos que yo, ni porque yo me sienta más fuerte que ellos. Porque somos iguales. Pero muchas personas dicen: ‘ya no puedo más’. Te ves sin trabajo, dificilísima es la vida no sólo en Cuba, en todas partes la vida es dura, pero cuando tienes trabajo, dices: ‘bueno, es mi sacrificio, yo me voy a sacrificar, yo voy a obtener lo que sea capaz de hacer’, pero en Cuba no. En Cuba, las universidades son para los revolucionarios. Los buenos trabajos son para los revolucionarios. Aunque tú tengas tu título, aunque tú seas ingeniero, si tú no estás con la revolución, no tienes derecho, ni a trabajar, ni a la universidad.”
“Cuba ya no es la de ayer. Ayer todo el mundo se escondía, hoy los ves cómo se manifiestan en público.”
Yris Tamara Aguilera Pérez nació el 20 de agosto de 1975 en la provincia de Tabasco en Cuba. Ya desde sus cinco años de edad se mostraba rebelde contra el régimen comunista, pero su unión a la oposición llegó hasta en el año 1999, tras haber conocido a la activista Berta Antúnez. En el mismo momento conoció también a su futuro marido, opositor Jorge Luis García Pérez, conocido como „Antúnez“. Desde aquel entonces, vivió numerosos arrestos, y varias veces se puso de huelga de hambre en la prisión. Tiene un hijo, el cual no pertenece a la oposición cubana, sin embargo, apoya las actividades contrarrevolucionarias de su madre. A pesar de la opresión que Yris está viviendo en su día a día por parte del régimen gubernamental, sigue viviendo en Cuba, y ejerce el puesto de directora del Movimiento Femenino por los Derechos Civiles Rosa Parks.