Humberto Díaz Argüelles

* 1942

  • Cuando vamos ya caminando a Playa Girón y estamos sin munición otra vez y viene un torbellino total y completo. Uno venía cuatro días sin dormir y sin comida. Estábamos físicamente destrozados. Aparte viene la parte psíquica que es una cosa que tú no puedes tocar, no puedes palpar. La mente se preguntaba: ‘¿Y ahora qué? ¿Y por qué está pasando esto? ¿Y por qué no nos han dado el apoyo? ¿Dónde está la gente? ¿Qué hemos hecho nosotros para merecernos esto? ¿Y cómo me van a matar a mí? ¿Y me van a coger preso o me van a coger preso? ¿Y si me tiro pa’l agua a dónde voy a nadar? ¿Y si me voy por la tierra me voy a meter en los dientes de perro y en medio de los matorrales. ¿Por qué está pasando esto?’ Y fue un momento que todavía lo tengo gravado en la mente, porque nunca entendí después de los afanes tan duros contra todas las cosas, sin embargo, seguimos pa’ delante, por qué nos dejaron abandonados.”

  • (en una charla con unos soldados con más experiencia) “Me dicen: ‘Mira, chico, con lo que yo he visto aquí y con lo que tenemos aquí… no le ganamos a nadie, porque aquí… dónde están las antiaéreas, dónde está la artillería largo metraje, dónde están los tanques, cuál es el ensayo o briefing de qué va a pasar en la invasión, por donde vamos a entrar, cómo vamos a… aquí no hay nada. Con lo que tenemos aquí no le ganamos a nadie.’ Y yo digo: ‘Bueno, yo creo que sí, porque supuestamente nos dijeron que todo el tiempo vamos a tener el apoyo antiaéreo y que vamos a tener también el apoyo naval, y que tenemos supuestamente una gente infiltrada en Cuba preparando el desembarque y el apoyo nuestro. O sea, no sé por qué vienen ustedes a decir… ¿Por dónde se escapa uno? Para allá es México y para allá es Guatemala.’ Dicho esto, estos dos murieron en Girón.”

  • “Jamás tuve duda de estar en el campamento. Jamás tuve duda de tomar la decisión de ir a los campamentos. Jamás tuve un momento de reflexión ‘¿qué hago yo aquí?’. Sabía que es el lugar donde yo tenía que estar. Estaba consciente de eso y todos nosotros estábamos conscientes de eso. No era yo solo, pero todo el mundo que estaba en los campamentos. Estaba por una razón y la razón era bien simple. Liberar a Cuba y vivir en una Cuba libre.”

  • “Estando allí y llenando paquetes… nosotros siempre estábamos limpiando o haciendo paquetes… y viene una señora muy bien vestida, muy elegante, con dos carritos llenos de mercancía. Me tocaba atenderla a ella. Me salvé, porque voy a recibir una buena propina. Y me voy con los dos carritos y la señora… hablando inglés con ella, todo muy bien, me voy al estacionamiento. Y veo que era un Cadillac nuevo de paquete que en esa época era más que un Rolls Royce hoy en día. Y digo: ‘Ha, aquí me voy a buscar tremenda propina’… ‘Y señora cómo quiere que le haga esto y donde le pongo lo otro.’ – ‘Ay, tú estás tan caballero.’ – ‘Muchas gracias, señora.’ Y le abro la puerta, cierro la puerta y entonces me saca la mano para la propina. Y la propina que recibí era tres centavos. Fue un momento de tal insulto para mí… yo estoy fuera de mi país y que me den en mi trabajo por este servicio tres centavos, fue un insulto, una cosa que muy dentro de mi corazón se quedó. Dije: ‘No, qué va. Compre caramelos a sus hijos que yo no necesito tres centavos.’ Y entonces: ‘Quiero hablar con el manager de este almacén.’ Y dijo: ‘Vamos.’ El manager estaba en frente y dice: ‘¿Qué pasó?’ Y la señora: ‘Que me faltó respeto y no sé qué.’ Y él me dijo: ‘¿Cuál es tu historia?’ Y yo que me pasó esto y lo otro. ‘Señora, no la quiero ver en esta tienda más nunca. Y tú vete a trabajar.’ Bueno, para que sepan… toda esta historia tiene… la vida es como un teatro. Tiene tragedia y tiene comedia. Al día siguiente se pasa esta señora. Me dio un billete de cinco dólares.”

  • “Nosotros no tuvimos ningún programa. Nos montamos en el avión. Una cosa real y triste… el vuelo entre La Habana y Miami duraba una hora. En una hora me cambió la vida por completo. Piense el trauma mental ya en esa época que uno venía pensando: ‘¿por qué está pasando esto?’ Mi mamá me dijo que nos íbamos de Cuba. Es más, hay un momento en casa… porque había gente trabajando en casa también… Me dijo: ‘No me hables más en español. Háblame en inglés. Porque a mí me han mandado para acá para que yo aprendiera inglés.’ Y entonces, me dijo: ‘We are leaving.”

  • “Un día estaba viendo la televisión, en vivo. Y de pronto veo una imagen en la pantalla de un señor de la raza negra que estaba en un camión con una guayabera de manga corta en la cual lo lanzan del camión a tierra. Yo estaba con dieciséis años y preguntando qué estaba pasando aquí. ¿Por qué estaban enseñando eso? De pronto, yo veo que el vídeo era solamente vídeo, pero no había nada de audio. Era visual todo, no había audio ninguno. La persona estaba hablando… pero ¿qué está hablando ese? De pronto, la cámara pasa y ves que está rodeado de militares con rifles de alta potencia. Yo, niño de dieciséis años, no sabía qué está pasando. De pronto nos mueven cerca de un árbol, donde atrás había una zanja. Yo, en mi ignorancia, seguía sin saber qué está pasando. Veo que él está parado allí muy de recto, muy correcto, y seguía hablando. Repito que no había audio. De pronto veo como la guayabera… pam pam pam. Le estaban tirando los tiros y se cae en la zanja. Yo me quedé sin habla. Me dije: ‘¿Qué cosa es?’ Nunca había visto en Cuba fusilamientos ni nada por el estilo. Y menos verlo allí. Él (Fidel Castro) venía con el plan de crear el miedo en el pueblo para entonces tener más poder y controlar todo el poder en Cuba en las manos de ellos.”

  • Celé nahrávky
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    Miami, USA, 07.06.2021

    (audio)
    délka: 02:22:43
    nahrávka pořízena v rámci projektu Memoria de la Nación Cubana / Memory of the Cuban Nation
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La vida es como un teatro. Tiene tragedia y tiene comedia.

Humberto Díaz Argüelles, 2021
Humberto Díaz Argüelles, 2021
zdroj: Post Bellum

Humberto Díaz Argüelles nació el 14 de septiembre de 1942 en La Habana en una familia de abogados. Su madre, nacida en Inglaterra, se dio cuenta rápidamente del carácter de la Revolución de Fidel Castro y solicitó el pasaporte británico para que pudieran salir de Cuba a finales del octubre de 1960. Justo después de la llegada a Estados Unidos, Humberto decidió entrar a los campamentos de entrenamiento para posteriormente participar en el intento fracasado de combatir el recién instalado régimen de Fidel Castro. Formó parte de la famosa Brigada 2506. Después de unos días andando por la costa caribeña de Cuba sin comida y munición fue capturado junto con sus compañeros por el ejército cubano. Fue condenado a 30 años de prisión, de los cuales pasó casi dos en la cárcel “El Príncipe” en La Habana. Durante su encarcelamiento sufrió dos veces hepatitis debido a las malas condiciones en la prisión. Humberto pudo regresar a Estados Unidos siendo parte de un canje que llevó a cabo la administración del presidente Kennedy. Después de su llegada a Florida estudió Administración de Negocios en la Universidad de Miami y se convirtió en un exitoso profesional. Tiene varios hijos y nietos y fue presidente de la Asociación de Veteranos de la Brigada 2506.