“En el 2015 yo hice varias manifestaciones públicas con carteles que decían ‘Tengo derecho a trabajar’, ‘Tengo dos hijos’, ‘Necesito alimentar a mis hijos’ y con estos carteles yo salí varias veces al Parque de José Martí en el parque central de Guantánamo, me presenté con estos carteles frente la Dirección Municipal del Gobierno, frente la Dirección Provincial de Gobierno, frente la Dirección Municipal de Educación y frente de Dirección Provincial de Educación y salí a ciudad de Guantánamo en varias ocasiones. En todas estas ocasiones fui detenido, fui maltratado, fui golpeado muchas veces, fui atacado por grupo Respuesta Rápida y también se me pusieron multas de 30 pesos por supuesto desorden público. En una ocasión se me puso también de 200 pesos por supuesta propaganda enemiga, cuando puse un cartel en el propio parque, aproveché la hora que estaba la wifi a las siete en la noche en el parque José Martí. Salí con cartel puse el cartel frente de todo el mundo y dije ´mira para acá´ todo el mundo y ahí me cayeron a golpes también la gente de la Seguridad del Estado y me pusieron una multa de 200 pesos por supuesta propaganda enemiga”.
“Cuando a mi mujer la permitían hacerme la visita, ver lo que mucho lo que habían rebajado, estaba muy delgadita, no sé por qué manera se podía sustentar económicamente, porque yo no tenía dinero para dejar, no tenía dinero, no tenía reserva, no tenía nada. Era ella que no trabajaba, mis dos hijos pequeños, tenía un niño que en aquella época tenía cinco, seis años, y la más chiquita que tenía dos años. Yo empecé a ver a mis hijos prácticamente como casi cada cinco meses después de que caí en prisión, que me llevaban hijo en una ocasión, pasando tres meses me dejaban ver la niña. Si no le confié eso que muchas veces pensé en el suicido, le estoy mintiendo. Por el nivel de frustración y dolor y angustia y de impotencia que tenía y de rabia, era tan grande, que realmente ideas de todo tipo pasaron por mi mente”.
“Una de las grandes diferencias entre la juventud actual y la juventud en la que yo me crie, es que éramos completamente cieguitos. La mayoría, incluyéndome a mí también, creíamos en el sistema, teníamos muy poco de la otra información alternativa que no fueran los medios. No había fuente de información que no fueran los medios que controlaba el Gobierno. Había realmente entre la juventud de aquella época una gran mayoría que apoyaba al sistema, porque simplemente por falta de conocimiento. Hoy en día es una gran diferencia, las personas están pegadas al internet, las personas viajan al extranjero, la juventud está en la posibilidad de informarse, teniendo otras noticias que no sean de los medios oficiales, oficialista. Y esto hace que la juventud hoy día mucho menos cree en la dictadura, en el sistema totalitario que reina aquí en Cuba. Por otra parte, la juventud hoy en día está cada día más desilusionada del sistema y podemos decir que muestra su rebeldía con el sistema de simplemente con una apatía a todo lo que respecta el Gobierno. No se muestra abiertamente en rebeldía contra el sistema, pero muestran una total apatía sí, un desinterés por todo lo que refiere el Gobierno, la política del Gobierno”.
“En los años ochenta cuando yo tenía 14, 15 años, cuando la Seguridad del Estado iba por los CDR [Los Comités de Defensa de la Revolución] y movilizaba las personas, para que les hicieron acto de repudio. A todas aquellas personas que se iban del país y se les presentaba el pueblo, como si fueran las personas más indeseables del mundo. Incluso se les daba la idea a las personas, que es un deber patriótico - ofender estas personas, maltratarlas. No me dio sonido nunca de ver el caso de personas que hayan sido golpeadas, pero sí personas que les tiraron huevos, persona que salió a la Dirección, ahí se recogieron las personas que iban en la guagua, de ahí para el Mariel [puerto 60 kilómetros de La Habana]. Y cada guagua que salía, se movilizaron CDR, los cederistas, para que les cayera huevo a todas estas personas. Les hicieron el acto de repudio. Todo esto fue un hecho real. Vergonzoso de este país y de este sistema”.
La peor cosa que el sistema en Cuba me ha causado es alejar mi familia por pensar diferente
Miguel Ángel López Herrera nació el 26 de febrero 1966 en La Habana, Cuba. Su familia sostenía un estatus social y económico elevado. Debido a ello, Miguel tuvo la oportunidad de realizar estudios universitarios en la Unión Soviética durante la segunda mitad de los años ochenta, exactamente cuándo culminaban las reformas económicas profundas. Todos esos cambios en el bloque soviético impactaron a Miguel Ángel y cuando en 1990 regresó a Cuba y quiso compartir su entusiasmo por aligerar el régimen comunista en la URSS, no tuvo éxito. En el año 2000 se unió al “Movimiento Cubano Jóvenes por la Democracia” y a la Iglesia católica. Con base en sus actividades, ha sido encarcelado dos veces e incontables ocasiones detenido por la Seguridad del Estado. El régimen comunista logró bajo sus amenazas destruir la relación con su familia cercana, igual que los dos matrimonios de Miguel. Las autoridades cubanas niegan a Miguel Ángel el derecho de trabajo legal, entonces se ha quedado sin ingreso estable. Tiene tres hijos y reside en Guantánamo.