[Respuesta a la pregunta de si todavía tiene la maleta simbólica desempacada debajo de la cama, como suelen decir los cubanos, que al llegar al exilio, nunca desempacan, para poder volver a Cuba.] “Mi hermana y yo pensábamos que algún día podríamos viajar juntas [a Cuba]. No se dio porque ella murió. Claro que yo sé que la realidad es distinta, que todo ha cambiado muchísimo, no solamente el físico sino estructuralmente. Además la forma de hablar es ofensiva, para mí. Esa es una buena pregunta. Sí, la maleta. Pero tengo miedo de lo que voy a encontrar; tengo miedo. Porque imagínate, es otra contextura, son otras costumbres, por cierto, un poco malas. Es falta de educación, groserías, aunque hay gente muy buena, no podemos generalizar, pero, hay una prevalencia de algo más. Sí”.
“Pero Cuba nace comprometida. Cuba, no nace cubana. Cuba nace producto de un cubanismo sentido porque ya éramos criollos, ya no pensábamos igual que los padres españoles, los abuelos, bisabuelos y aquello tenía sus necesidades propias, muy distantes de España. ¿Qué pasa? Nacemos pobres, paupérrimos. Había muchos capitales cubanos que se habían perdido en las guerras de independencia del 95 al 98 [1895-1898] Pero hubo algunos capitales; habían emigrado: Martha Abreu, en fin. Los autonomistas tenían bienes; eran gente muy asentada; favorecían la continuidad del españolismo en Cuba. Pero Cuba nace pobre, tengo que insistir en eso y la tierra en manos españolas, americanas, irlandesas, No había capital propio”.
“Pero no podemos politizar el pensamiento de una nación poniendo su historia solamente política. Hay que poner esa vida paralela que ocurre simultáneamente, que cada cual es quien es y vive su vida privada o pública a su manera”.
“Yo quiero señalar que Cuba es un país de corta vida republicana libre. De 1902 a 1959 hay 57 años nada más. Es, a excepción de Panamá, el país más joven de América Latina, el Estado más joven de América Latina, porque Cuba fue el último país en independizarse de España. Después surgió Panamá, con la división, como ustedes saben, de Colombia. Pero bueno, el asunto es que, esos años que vinieron, esos cuatro años de Batista que se hace la Asociación de periodistas, hay prensa libre. Si bien, las fuerzas represivas del gobierno de Batista inicial, con Peraza, dan “palmacristi” para que ciertos opositores se porten bien, hay un estado de desarrollo, de normalidad en las clases; estoy hablando de La Habana y lo que entiendo también en el resto del país”.
“Mi conciencia cívica empieza ya para la Segunda Guerra mundial, hablamos de 1940 y ya yo leía los periódicos, estaba al tanto de lo que pasaba en Europa, que pasaba en el mundo de la guerra. Cuba tuvo una pequeña, pequeñísima; cómo podemos decir, racionamiento. ¿Qué paso? Faltó la mantequilla [entre risas]. Cuba se había solidarizado, por supuesto, por los Estados Unidos, los países europeos invadidos. Ya estamos en el año 1940 o 1945. Estaba la Constitución de 1940. Claro, ya a esa edad no tenía la conciencia de la constitución. Pero un poquito después se gozó de una paz y tengo que decir paz, porque a veces los libros exageran que todo eran tiros, que todo eran grupos que venían de los años 30 [1930], la gente del gatillo alegre. Sí. Como en todo lugar, siempre hay grupúsculos más agresivos, durante ciertos períodos de la historia del país, pero unas minorías rotundas”.
No podemos politizar el pensamiento de una nación poniendo su historia solamente política. Hay que poner esa vida paralela que ocurre simultáneamente.
Rosa Leonor Whitmarsh y Dueñas, nace en el barrio El Vedado, de La Habana, República de Cuba, el 9 de mayo de 1930. Desde niña desarrolló el hábito por la lectura. Bisnieta por parte de padre del General y Lugarteniente del Ejercito libertador, Calixto García Iñiguez y por parte de madre del Doctor Joaquín L. Dueñas, considerado por el Colegio Nacional de médicos de Cuba como el primer pediatra de la isla. Luego de realizar sus estudios básicos en el Colegio de Las Ursulinas y luego en el Instituto público del Vedado, pasa a estudiar a la Universidad de La Habana, donde se gradúa de Doctora en Filosofía y Letras. En el año 1961, abandona Cuba, con esperanzas de volver, a través de una beca en Ecuador. Llega a México donde residió 22 años, laborando en diferentes universidades del país, como la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1984 emigra a Estados Unidos donde vive en Miami a día de hoy, como exiliada cubana.