“Yo conocí a un comandante… Ramón, que vivía en Buenavista. Un día me manda a buscar a mí. Me dice que era la última cena. Entonces, yo voy y me dijo: “Mira, te he mandado buscar, porque tenemos plena confianza contigo. Esta es la última cena. Después de esta comida me voy del país… para que te vayas con nosotros… que tienes trabajo asegurado en la Florida. Yo le dije: “Comandante, yo no puedo irme, porque mi abuela que fue la que me crio a mí, porque mi mamá se murió cuando yo tenía tres o cuatro años… no puedo ahora irme y dejarla abandonada en Santa Clara que está allá y ya está vieja. Lo que usted me diga queda entre nosotros… puede tener plena confianza de que esto queda entre nosotros.” Y me dijo: “Te vas a acordar mucho de mí, porque esto es comunismo.” – “Pero si el hombre [Fidel Castro] no se ha pronunciado que es comunista…” – “Ya te vas a dar cuenta y te vas a acordar mucho de mí.“ La verdad que tenía razón este hombre…”
“Bueno, Nene…” – me sentaron (los agentes de la Seguridad del Estado) – … “Mira, ya tú estás viejo…“ Y cuando aquello yo sí estaba viejo, pero todavía no al extremo… Y me dijo: “¿por qué tú no te retiras?” – Le digo: “¿Cómo, cómo? Repítame eso que yo no oigo bien.” - “Que ya tú estás viejo, ¿por qué tú no te retiras?” – “¿¿Coño por qué tú no le preguntas a tu comandante Fidel Castro, ¿por qué no se retira él que jodió a todo el mundo y sigue jodiéndolo? ¡ ¡Él está más viejo que yo!!” Entonces yo le puse la pregunta así. El primero agente miró al segundo y vio que estaba muerto de risas. Entonces le dijo: “Vamos, Pablo… que con este viejo no se puede.” Y se fueron de aquí y nunca más vinieron.”
“Había un señor llamado Ramón Pando Ferrer que era un líder estudiantil universitario que perteneció al Directorio (Revolucionario 13 de Marzo). Entonces yo le pedí para incorporarme, pero él no me daba la oportunidad. Decía que estaba muy nuevo y que me mataban y después iban a buscar a la familia mía… (…) Yo busqué la manera. Acudí a Pando Ferrer: ‘Me oyes, ya tengo algo pa’ ti, algo difícil, duro, peligroso. Están en juego tu vida y mi vida.’ Y yo: ‘¿se puede saber en qué consiste?’ – ‘Tienes que alistarte en el Ejército.” – Y yo: “¿Cómo?” – “Tienes que alistarte en el Ejército, no queda más remedio. Hace falta que busques preparación combativa, que tú sepas manejar las armas y lo que es la vida militar.’ Bueno, no me quedó más remedio. Hice el alistamiento aquí y me fui a La Habana, me alistaron en San Ambrosio. De San Ambrosio me mandaron a Colombia. Pasé por la escuela en Colombia y fui pa’ Managua a pasar a otra escuela. Después vine para aquí a la provincia de Camagüey y le caí atrás al Che y a Camilo (Cienfuegos).”
Mientras yo siga vivo, voy a luchar contra el comunismo
Idalberto González Gómez nació el 26 de noviembre de 1936 en Santa Clara, capital de la provincia Villa Clara situada en la parte central de Cuba. Su padre era tabaqueros. La madre de Idalberto murió cuando tenía tres o cuatro años. Desde entonces, el muchacho se crio con su abuela. Cuando el general Fulgencio Batista dio el golpe de Estado, Idalberto tenía 16 años y se acuerda muy bien de las represiones del régimen establecido. No obstante, sostiene que a pesar de que mucha gente lo llamara de dictadura, la situación no era tan difícil como ahora, porque existían partidos de oposición. Idalberto participaba en pequeños actos de sabotaje contra el régimen de Batista y quería entrar en las filas del Ejército Rebelde. Sin embargo, fue rechazado por su falta de experiencia. Entonces decidió alistarse en el Ejército oficial. De esta manera llegó a varias regiones de Cuba, incluido el Oriente, donde luchaba en contra del Ejército Rebelde. Fue testigo de la corrupción entre los soldados que, según cuenta, ayudaba mucho al avance del Ejército Rebelde. Idalberto participó en varias batallas hasta que los jefes de ambos bandos pactaron en unir sus fuerzas. Como consecuencia, Idalberto se unió a la Caravana de la Libertad y llegó a La Habana. Observando con gran preocupación el rumbo que estaba tomando Fidel Castro después del triunfo de la Revolución Cubana decidió juntarse con los alzados del Escambray. Sirvió de mensajero y ayudaba a los grupos rebeldes. Estas actividades llevaron a su detención y encarcelación en noviembre de 1960. Una vez liberado, intentó unirse a la Brigada 2506, pero no fue posible. Su apoyo a los grupos rebeldes resultó en otra detención y la posterior integración en las UMAP. Después de su salida de las UMAP enfrentaba grandes dificultades al buscar trabajo. Siendo ya una persona marcada decidió consagrar el resto de su larga vida a la lucha pacífica por la libertad y democracia en Cuba. Formó parte de varias organizaciones de disidencia cubanas, participó en proyectos de concientización de la población y junto con Tomás González-Coya llevó a cabo la Operación Rescate, que ayudó a identificar a las personas enterradas en tumbas sin nombre por el Gobierno de Fidel Castro.