Bernardo Rogelio Arévalo Padrón

* 1965

  • “Yo me entero por la mañana, cuando llego a la escuela al matutino, la Escuela Secundaria Capitán San Luis aquí en Aguada de Pasajeros. Allí los profesores nos dijeron que ese día no había clases. Íbamos a salir a hacer actos de repudio… ‘Marcha del Pueblo Combatiente‘. Ya se estaba hablando del tema, que alguien se ha metido en la Embajada del Perú… pero yo no estaba en este tema, no me interesaba. A mí me gustaba leer y aparte de ello tenía 15 años de edad, no estaba en eso. De hecho voz a hacer un paréntesis. Nunca acepté ser militante de la Juventud Comunista y nunca fui militante del Partido Comunista. Nada. Entonces yo era apático y no me llamaba atención. Entonces en el matutino parquean un arrastre de huevos y entregan a cada estudiante un cartucho de veinte huevos… aquellos grandes que había en el año 1980 y al frente iban los militantes del Partido Comunista aquí en Aguada de Pasajeros. Había varios… Julio Ortega, quien está vivo todavía y lo veo en la cola de los huevos pasando hambre. Y ese era él que llevaba la lista de las casas que había que tirar huevos. Yo había solicitado el Instituto Pedagógico, quería ser maestro. Nos dijeron que quien no vaya, no tiene el derecho a la beca. Aquí se está con la Revolución o no se está. Eso lo dijeron la gente del Partido al director de la escuela. En fin, a todos les dieron un cartucho de huevos y salieron. La primera casa a la que había que tirar era una aquí. Dijeron: ‘Esta, y a tirar un huevo cada uno y que se vaya la gusanera a Estados Unidos, Perú y Venezuela.’ Empezaba un coro, era un acto fascista.” [¿Incluyeron a Venezuela?] “Sí, porque se fueron algunos a Venezuela en esta época. Venezuela se llevó a varios exiliados de la Embajada del Perú. Se llevó a varios miles en el año 1980. Y a mí esto no me gustó. No tiré huevos. Entonces cuando ya venimos por la carretera que seguía… eso fue del día… aquí en la esquina donde está la bodega me desvié y vine a mi casa con un cartucho de huevos. Me quedaban diecinueve huevos, tiré uno, porque había que tirar, y me fui. No se percataron, no me quitaron la beca. Yo había participado. Y después por la noche, cuando convocan de noche a estos actos fascistas, dije que no, que tenía mi hermanito enfermo de corazón y qué sé yo. No fui. Y se quedó allí. Eso duró varios meses. Y ese es el karma que tenemos ahora el pueblo cubano que lo pagará hasta la cuarta generación. Tiraron huevos y ahora tienen hambre a los huevos.”

  • “Entonces llegamos al año 1995. El 27 de septiembre de 1995, yo estaba trabajando en los ferrocarriles. Llegó la Seguridad del Estado, me levantaron y me llevaron preso a Cienfuegos. Por gusto. Si yo hubiera estado en algo lo decía. Y allá me tuvieron como siete u ocho días. Voy a decir algo con toda la sinceridad y absoluta honestidad. Me apendejé… porque me metieron por gusto en una celda tapiada, llena de mosquitos, un quilo de comida. Me decían que iban a echar treinta años…‘te vamos no sé qué cosa...‘ Y por gusto. A final de los siete días me levantan estas advertencias. Y ustedes saben, ¿por qué fue todo eso? Porque mi suegro había aplicado a programa de perseguidos políticos. Como preso político me había puesto a mí en el formulario y envió el formulario para La Habana, para la Sección de Intereses (de los Estados Unidos). Cuando ellos leyeron este formulario, porque la Seguridad del Estado interceptaba la correspondencia, y vieron mi nombre allí, me meten preso. Me dicen: ‘es que tú trabajas con tu suegro’. – ‘Pero eso no es un delito’ – ‘¿Cómo que no es un delito?’ – Eso me lo dijo Bárbaro Morales… eran varios más… Sergio Suárez de Aguada de Pasajeros, el teniente coronel, ahora es el delegado del MININT. Todos esos me interrogaron. Me decían: ‘Un Padrón que se va del país. ¡Eso es traición a la patria!’ Y me apendejé, lo reconozco. Entonces al final me dijeron que tenía que firmar un acta en el cual me comprometía a no meterme a ninguna actividad contrarrevolucionaria. Lo firmé, estaba apendejado. Eso fue en 1995 y yo no estaba en nada. Simplemente que mi suegro escuchaba Radio Martí en voz alta. Ese es mi suegro. Y que yo lo escuchaba en mi casa bajito… ‘No, pero no se puede oír a Radio Martí!‘ Bueno… conclusión: me apendejé, lo reconozco.”

  • “(Mi padre) desistió de los planes del alzamiento contra la dictadura y a los pocos meses se casó con mi mamá. ¿Qué sucede? Por parte de mi madre, mi familia sí es integrada al comunismo. Mi abuelo era miembro del Movimiento 26 de Julio y mi tío por parte de mi madre también. Entonces mi padre lo vio como una cobertura por allí para escapar de la represión del castrismo. Vale resaltar que el papá de mi padre, mi abuelo Aureliano… lo conocí después antes de que falleciera, le buscó documentos falsos y le cambió el nombre. El verdadero nombre de mi padre era Afortunado Almarales Arévalo. Entonces su papá le cambió el nombre con un abogado o notario en aquella época de 1959 y le puso Bernardo Arévalo Ginard, que es el nombre que fue conocido aquí. Es por eso que yo tengo el nombre Bernardo. Pero en realidad mi apellido debería ser Almarales. Y los Almarales son anticomunistas.” [¿Por qué decide su abuelo cambiarle el nombre a su padre?] “Por temor a las represalias. Mi padre participó en las acciones contra la dictadura. Mi padre participó en varios combates. Estoy contando todo esto porque ya mi papá falleció y no le pueden hacer absolutamente nada. Él logró detener a un joven… esto es un hecho inédito, nunca lo había dicho. Es la primera vez que lo estoy diciendo a la cámara. Él detuvo a un hombre que resultó ser sospechoso. Un joven que iba con un sombrero de paño y él iba con tres soldados más del Ejército. Él estaba estancado en la granja en Bayamo. Lo detuvo, iba al frente de un jeep de patrulla del Ejército de Batista en 1958. Lo detuvo, lo registraron y no encontraron nada. Cuando el muchacho se iba le dijo: ‘Quítate el sombrero!’ Y el muchacho: ‘¿Pero por qué?’ – ‘Que te quites el sombrero’. Y con la punta del rifle le quitó el sombrero y cayó la boina del Movimiento de 26 de Julio que llevaba escondida allí. Automáticamente lo arrestaron y lo llevaron para la granja. Entonces ese muchacho… eso me lo contó mi padre… voy a decirlo con crudeza, amaneció muerto dos días después. Entonces ya cuando se cae Batista… y ese hecho nunca se supo, que fue mi padre quien lo arrestó… el papá de él, o sea mi abuelo, le cambia el nombre y escápate ahora mismo. El mismo 1 de enero de 1959 los mandó escaparse de Oriente. No volvió hasta el año 1990.”

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    Cuba, 01.12.2024

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No me voy de Cuba para ser testigo y protagonista de la caída de la dictadura

Bernardo Rogelio Arévalo Padrón nació el 5 de enero de 1965 en la provincia de Matanzas en una familia en la cual se mezclaban las visiones opuestas sobre la Revolución Cubana. Mientras que su padre provenía de una familia latifundista de la entonces provincia de Oriente y durante su juventud luchaba en las tropas del ejército del general Batista, la familia de su madre apoyaba al movimiento revolucionario liderado por Fidel Castro. El encuentro de los dos se produjo como resultado de la huida del padre de Bernardo, quien cambió su nombre y se fue de su lugar de nacimiento con el motivo de escapar de las represalias del régimen recién establecido. Sin embargo, el matrimonio se rompió cuando Bernardo tuvo unos seis años y él se quedó viviendo con su madre. Siendo un niño tímido, pasaba la mayor parte de su tiempo libre leyendo y haciendo ejercicio. Acabada la secundaria, empezó a estudiar en la Escuela Formadora de Maestros en Cienfuegos, pero pasado un año tuvo que dejar los estudios debido a la difícil situación económica. Después trabajó en los ferrocarriles. Bernardo logró escapar del servicio militar obligatorio gracias a las gestiones que hizo su abuelo. Sin embargo, al final se convirtió en un objeto de interés de los agentes de la Seguridad del Estado, quienes le obligaron a la colaboración que se extendió al período entre los años 1987 y 1990. Entre sus tareas pertenecía por ejemplo la infiltración en la Iglesia Católica. El constante acoso por las autoridades resultó en un cambio abrupto de su actitud cuando se opuso a la Seguridad del Estado en 1990. Los años siguientes fueron marcados por un hostigamiento continuo y un sinnúmero de arrestos arbitrarios, sobre los cuales informó a través de la Radio Martí. En 1997 fue acusado del desacato de Fidel Castro y pasó seis años en la cárcel. El esfuerzo de varios países extranjeros de sacarle a la libertad no fue exitoso. Tras su liberación, Bernardo intentó salir del país varias veces, pero no le fue otorgado el permiso. Hoy en día está convencido de que lo mejor es quedarse en Cuba para relatar sobre los crímenes de la dictadura y para ser testigo y protagonista de la futura caída del régimen.