“Mira, las imágenes que se te quedan en la cabeza... de ver a tus colegas, amigos siendo agredidos por la Policía, que la Policía tenga control sobre tu cuerpo, que te hagan interrogatorio, que además te revisen de la forma tan invasiva. A las mujeres nos hicieron levantar algunas ropas en cuartos oscuros rodeadas de siete, ocho policías alrededor... Es todo demasiado terrorífico, porque te da la medida de lo que puedan hacer si te atreves a más. Y lo único que habíamos hecho era poner nuestro cuerpo en un espacio físico. Nosotros no llevábamos un cartel, no teníamos nada planificado realmente, muy inocente. No estábamos repitiendo nada, no estábamos convocando a nadie y así a todos nos tocó un nivel de violencia y de brutalidad impresionante. Entonces te das cuenta que los niveles de tolerancia son cero. Simplemente, no está permitido ningún tipo de manifestación cívica de ninguna forma.”
“Yo creo que para mí un cambio fue el Bienal 00 de Luis Manuel Otero. Henry y yo participamos en el Bienal 00 con una intervención. Le pusimos unas flores conmemorativas a un ministro de Trabajo de los años 30... hay un busto que había sido levantado por recursos de la comunidad... pensando en una Cuba anterior en la que pasaban estas cosas, en la que la gente hacía una conmemoración al ministro de Trabajo de manera espontánea, pensando en prácticas cívicas, porque así se llamaba el proyecto. Lo que pasó a partir de allí fue que a Henry que era profesor del ISA ya no fue el profesor del ISA. Lo empezaron a citar a la Seguridad del Estado para conversar con él. Ya teníamos a Isabelita que era la persona que nos atendía. Mi hermano que es represor que se dedicó en los años 90 a interrogar a presos políticos en Villa Marista, eso era su trabajo en el Ministerio del Interior, sentó a mi madre y a mi padre en un parque para amenazar con que a mí me van a meter presa, porque yo estaba en la Operación 00. Entonces a mi mamá le empezó un tic nervioso que no se le quitaba y empezó el caos en mi familia. Y esa es la forma que ellos tienen para reprimirte. Hay estrategias según quién eres. Mi familia, por parte de mi padre, todo el mundo era del Ministerio del Interior, pues ellos no necesitaron poner una patrulla fuera, porque sencillamente tienen las herramientas adentro y además son más efectivas a niveles de familia, de afecto. Mueven emocionalmente más que si viene una gente tal.”
“Me hice una joven comunista a los catorce años y a los quince entré a la Escuela de Arte y en la Escuela de Arte me soltaron inmediatamente a ser secretaria general de toda la escuela... con quince años... imagínate. Yo no sabía realmente lo que yo estaba haciendo, es decir, las implicaciones que eso tenía. Pero tomé muy en serio lo de ser comunista y revolucionaria. Yo hice reuniones a las ocho de la noche porque era la hora en la que todo el mundo podía y yo tenía que tener a todos militantes de la escuela, estudiantes, profesores. Los que eran militantes tenían que estar. Hacía reuniones a quince años de treinta personas reunidas a esa hora. Los convocaba y hacíamos actas enseñamos todo y no sé qué. Hice crecimiento, entregué carné de la Unión de Jóvenes Comunistas, eso fue durante un año en San Alejandro, lo tomé muy en serio la tarea. Y eso no fue bueno, porque en San Alejandro estudiaba una nieta de Raúl Castro y una hija de comandante Almeida. Y ellas eran de la Unión de Jóvenes Comunistas pero no iban a las reuniones. Entonces yo agarré el manual y dije: ‘Ah, lo que tengo que hacer es sancionarlas, porque ellas no vienen a las reuniones.’ Pues vino la madre, la esposa de Almeida, la madre de esta muchacha, que además era muy mediocre, no sabía pintar, estaba allí porque San Alejandro era una escuela de élite, habló con la directora que era una tipa oportunista que estaba allí para... después su esposo fue ministro de Cultura y lo quitaron en seguida porque era una gente corrupta, de esa gente que viaja a Europa a comprarse ropa con el dinero del Estado. Pues vino esta señora, habló con la directora y la directora a decir que yo no podía sancionar a esta muchacha. Yo me fui a mi casa muy mal, no entendía nada y en ese momento dejé de ir a la Unión de Jóvenes Comunistas.”
“(En mi escuela) entonces había muchos hijos de Miramar que era una de las zonas más caras donde además vivían los militares, era la zona de élite. Entonces mis amiguitos eran hijos de la gente que trabajaba en corporaciones y tenía dinero. Iban a la escuela con las mochilitas de Barbie, con zapaticos y no sé que. Yo iba con una bolsa plástica a las clases y mi papá me pintaba los zapatos con una pintura de... de maque de pintar las rejas, porque estaba muy precario todo a pesar de vivir en un buen barrio. Mi papá y mi mamá vivían es ese barrio porque mi papá se divorció de su primera esposa y por segunda vez en su vida le dieron una caja con llaves para que escogiera donde vivir. Ya esta vez no casas como su primero matrimonio, pero sí apartamentos en Miramar de lujo. En el mismo piso donde nosotros vivíamos había una amante de un comandante o un general de la revolución. Yo sentía que vivía en un edifIcio de las amantes. A esta señora la llegó a buscar en un carro con antenas y todo, a la amante de este hombre. Entonces esta era la situación. Era una situación que ahora que la analizo de mayor y por supuesto que en ese entonces no tenía ese nivel de análisis, pero yo crecí en la contradicción. Yo ya no crecí como mis hermanos que nacieron en los 60 y que nacieron con un padre coronel que lo vieron vestido de verde con carro con chofer, que ha viajado el mundo. Yo crecí con padre en contradicción que tuvo que hacer ilegalidad, pero que siempre se mantuvo aliado al Partido.”
Tenemos que hacer un trabajo de reconstrucción de la historia para podernos salvar
Celia González Álvarez nació en 1985 en Miramar. En aquel entonces se trataba de un barrio residencial donde vivían sobre todo personas afines al Gobierno o los que tenían relación directa con altos funcionarios. Su padre recibió un apartamento allí debido a su profesión. Hasta 1989 era coronel del Ministerio de Interior y trabajó en Angola. No obstante, la vida de la familia entera cambió bruscamente después de su jubilación. Allí tuvo que recurrir a actividades ilegales como el lavado de dólares que ganó trabajando de taxista. Celia sintía muchas constradicciones desde muy pequeña. Eso se debió precisamente a que a pesar de que su padre antes se había movido en clase alta, en los años 90 ya no podía disfrutar de muchas ventajas. Celia iba a la escuela Seguidores del Ejército Rebelde. Era una alumna ejemplar y a los catorce años entró en la organización de los jóvenes comunistas. Muy pronto se convirtió en secretaria general en su escuela. Sin embargo, debido a los conflictos con otros alumnos y con la dirección de la escuela que había causado sobre todo su gran esfuerzo de cumplir con los mayores estándares revolucionarios y comunistas, abandonó a la organización. Continuó estudiando arte en prestigiosos institutos y se hizo una artista reconocida en los espacios oficiales. No obstante, poco a poco iba conociendo también el embiente de los artistas independientes y marginalizados y se relacionaba con ellos. Sus creaciones empezaban a despertar el interés de las autoridades cubanas, hasta que un día incluso su madre fue amenazada por un familiar que trabajó para la Seguridad del Estado. En su obra se centra en distintos aspectos de la relación de la sociedad con un estado totalitario. El abuso llegó a tal punto que decidió emigrar a México, donde reside hasta hoy en día y estudia Antropología. Participó en la manifestación enfrente del Ministerio de Cultura el 27 de enero de 2021, por lo cual fue interrogada y abusada.